Cuando la policía ingresó por la fuerza en el domicilio, situado en Cimahi, en el oeste de la isla de Java, los agentes descubrieron los cuerpos en descomposición del marido de Hatidjah y de su hija, cubiertos con ropa. La septuagenaria había esparcido café molido alrededor de los restos humanos, declaró la policía, que también halló decenas de frascos de perfume por toda la casa, situada a unas tres horas y media de carretera de Yakarta. El marido de Hatidjah falleció el pasado diciembre, con 85 años, y su hija murió con 50 años, hace dos.
Neneng Hatidjah, quien vivía con sus otros dos hijos, contó que su marido y su hija fueron víctimas de una enfermedad pero que había decidido no enterrarlos con la esperanza de que resucitaran. “Dijo que oía cuchicheos y que si cuidaba los cuerpos volverían a la vida”, declaró a la AFP un portavoz de la policía, Hari Suprapto.
por Diario EL TELÉGRAFO
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