El diagnóstico de personas infectadas pero asintomáticas es clave para mejorar el tratamiento de diversas enfermedades tropicales y acercarse al objetivo de su eliminación, según un estudio en el que participó el español Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y publicado en Seminars in Inmunopathiology.
La enfermedad de Chagas, la tripanosis africana humana (enfermedad del sueño), la leishmaniasis, la filariasis o la malaria son algunas enfermedades tropicales trasmitidas por insectos y causadas por parásitos.
La actual crisis del coronavirus vuelve a poner de actualidad “la importancia de los individuos asintomáticos en la transmisión de enfermedades infecciosas”, pues actúan como reservorios que “pueden promover la extensión y resurgimiento de patógenos”, señala el ISCIII en una nota.
La investigación, en la que colaboró el Laboratorio de Leishmania del Centro Nacional de Microbiología del ISCIII, analiza además los niveles de efectividad de los fármacos actuales o la ausencia de vacunas.
En la actualidad se están desarrollando nuevas terapias orales para satisfacer las necesidades de duración, eficacia y tolerabilidad que los tratamientos disponibles no alcanzan.
Los expertos consideran que dichos protocolos también podrían ser utilizados en el tratamiento preventivo de individuos asintomáticos, que podrían actuar como posibles “reservorios”, con el fin “a largo plazo de controlar o eliminar estas enfermedades de forma definitiva”, indican Moreno y Carrillo.
En enfermedades como la de Chagas o la malaria, el papel de los portadores asintomáticos está mejor descrito y se reconoce “como un riesgo significativo para los programas de control y eliminación, debido a su papel en la transmisión y los brotes”, añade la nota.
En el caso de la enfermedad de Chagas, según los expertos, el diagnóstico y tratamiento de niños asintomáticos “dará lugar a generaciones sin infección ni enfermedad crónica”, y en las mujeres en edad fértil se evitará la transmisión congénita.
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